Estreno blog con esta primera entrada que no es una presentación, sino una deuda casi casi personal con las más de dos mil personas que se abrieron un espacio propio en la red como parte de la experiencia de aprendizaje dinamizado que acaba de clausurarse, "Fundamentos para la igualdad entre mujeres y hombres".
Esta experiencia, (a la que en familia redujimos al hashtag #AprendeIgualdad) planteaba como primer reto la apertura de un Diario donde cada participante pudiera volcar su trabajo y sus reflexiones. Éramos conscientes de que no era una petición sencilla por muchos motivos, pero la respuesta fue abrumadora y por eso creo justo abrir también la puerta de, como diría Wolf, "mi habitación propia".
#AprendeIgualdad era la primera de las diecisiete experiencias dentro del Plan de formación en Igualdad y No Discriminación 2020-2022, una apuesta tan valiente como necesaria por parte del Instituto Nacional de la Administración Pública. Necesaria hacia dentro, para crecer en calidad en el servicio público, que no debiera ser una torre de marfil, sino una ventana abierta a quien quiera asomarse; y necesaria hacia fuera, para comprender en su diversidad y pluralidad la sociedad en la que vivimos y con la que debemos rendir cuentas.
#AprendeIgualdad también era pionera en abordar nuevas formas de transmitir conocimiento mediante el aprendizaje dinamizado online. Ya conocemos las limitaciones que supone aprender con PDFs eternos y tests multirespuesta, lo estéril de la memorización sin aterrizaje práctico o lo poco ilusionante de hacerlo en soledad, sin nadie con quien comparar, compartir o enfrentar nuestros conocimientos. Pero a veces lo malo conocido gana a lo bueno por conocer porque no es fácil conciliar la novedad con el trabajo o la vida personal, o simplemente, porque ante un entorno digital desconocido, tan cambiante, tan lleno de información que gestionar, preferiríamos volver a imprimir, grapar y subrayar nuestros PDFs. Lo dice la que suscribe, que sigue negándose a utilizar un ebook. Somos animales de costumbres.
Ademas de abrir esas dos vedas, quedaba lo más importante, ¿qué podemos enseñar cuándo enseñamos igualdad? el "target" de alumnado era tan variado como lo es el propio Sector Público, y lo que para algunas personas se quedaría en obvios "fundamentos", para otras serían novedades. Además, la igualdad de género es un tema tan vivo, tan a flor de piel, tan incomprendido y, últimamente, tan injustamente cuestionado, que era importante presentarlo con la importancia, el respeto y la profundidad que merece. De poco iba a servir referenciar a leyes, sentencias, planes y proyectos (para eso están las oposiciones, aunque eso da para otra entrada) o resumir complejas teorías y conceptos que se quedan en lo abstracto. Optamos por plantear algo cercano, práctico, que invitase a abrir el buscador para seguir leyendo, y que ordenase las herramientas y materiales a nuestro alcance para su aplicación real. Un itinerario que se sintiera como una travesía acompañada para crecer en competencias cívicas y sociales, que animara a buscar ejemplos, a mirar hacia atrás en la Historia (o Herstoria) y trabajara la visibilidad y el reconocimiento hasta la actualidad. Quisimos mirar también hacia nuestro propio entorno personal y profesional, cuestionarnos, preguntarnos qué se estaba haciendo en nuestro sector de trabajo y sobre todo, qué podemos hacer nosotras y nosotros como agentes del cambio.
Las circunstancias nos sirvieron también para hacer de la necesidad virtud: la COVID-19 ha dado la posibilidad de hablar de los ciudados y las mujeres invisibles que los cargan en sus espaldas, de la sostenibilidad de la vida; del teletrabajo más allá de la conciliación, de la importancia de hacer políticas públicas con gafas violeta y como decía mi compañero en esta aventura, Adrián, de la importancia de seguir siempre graduando esos cristales.
Han sido cinco semanas de camino colectivo, precedidas de unos meses intensos de construcción del proyecto. Hacía tiempo que no me llevaba tantas lecciones al verano, incluso a un verano tan raro como este. Éstas son algunas de las que aprendí con #AprendeIgualdad:
1º Lección: hay que poner en valor el potencial de la gestión del conocimiento en las AAPP. O dicho en profano, hay muchísimas personas con ganas de aprender y con mucho que enseñar, que son vectores para multiplicar y contagiar lo aprendido y para mejorar servicios, prácticas y procesos. Personas que pueden aportar valor en un puesto de trabajo, pero sobre todo en sinergia con otras. Personas con las que contar en los espacios de diseño y evaluación de políticas públicas y en la mejora de la vida cotidiana de la organización a la que pertenecen. Ese potencial está disperso y no se puede percibir a base de tests, de promociones internas, o de formaciones que funcionan como "medios" pero no como fines. Son necesarios espacios de participación activa, de escucha y de intercambio. Es un intangible enormemente valioso que el aprendizaje horizontal ayuda a detectar.
2º Lección: hay una brecha digital, pero puede cerrarse. Nos apenaba muchísimo encontrar que había quienes tiraban la toalla antes de empezar por el desafío que suponía un entorno digital nuevo y un lenguaje lleno de neologismos que a veces, sin querer, damos por hecho. Hay una parte de autocrítica en la gestión de esa incertidumbre y en dar por hecho que todo el mundo trabaja con ordenadores, pero habría que enmarcarla en un problema estructural, que es el inmoviliismo ante un entorno digital cambiante. Además, esa brecha digital tiene edad y tiene género, así que nos interpela directamente. Pero ¡ojo! hay mucha capacitación digital que trabajar más allá del trinomio Office. Es necesario pensar en capacitaciones tecnológicas abiertas y transversales que nos ayuden a perder el miedo no a una, sino a muchas herramientas; que nos enseñen a ser intuitivas/os ante lo desconocido, y a valorar todo lo que esas herramientas pueden aportarnos más allá del puesto de trabajo. Un buen acompañamiento experto es clave: lo ha sido también para mi en este entorno Classroom, y lo agradezco enormemente.
3º Lección: Administraciones públicas, tenemos que hablar. En #AprendeIgualdad se han encontrado personas empleadas en servicios públicos de todo tipo: desde responsables de contratación o de intervención en todos los niveles territoriales a personal de Guardia Civil, instituciones penitencias, servicios de limpieza y cocina, examinadores/as de tráfico, auxiliares de administración, personal de OPIS, profesionales del trabajo social o miembros de policía local, administración de Justicia o profesionales de la enseñanza. Y también se han encontrado entre sí muchas personas que forman parte de un mismo sector, de la misma institución u organismo, o que desempeñan funciones similares y enfrentan retos similares o problemáticas comunes. ¿Cuántas veces la falta de comunicación interna o un mal flujo de información dificulta nuestro trabajo? Ponerse nombre, rostro y compartir lo que nos es común, humaniza nuestros entornos de trabajo y nos saca de la "atomización" en la que nos aislamos. Hay muchos ejemplos ahí fuera, y aquí dentro: proyectos como el "job shadowing" de las agencias europeas, las técnicas de construcción activa de equipos, contar con una estrategia de comunicación interna especializada, usar herramientas como las intranets participativas o los coffee breaks dinamizados, por ejemplo, las comunidades de conocimiento en línea o los programas de prototipado colaborativo (por ejemplo, "Madrid Escucha").
4º Lección: la investigación participativa y en comunidad es feminista. Las voces expertas en metodología de investigación social llevan décadas subrayando la importancia de las epistemologías feministas, de los conocimientos situados y de la investigación-acción participativa como una aproximación clave cuando se trata de aplicar la perspectiva de género, pues enfatiza la investigación colectiva y la experimentación basada en la experiencia y la historia social. Dicho de otra forma, partimos de la idea de que casi nada es neutral al género para poder detectar desigualdades históricas y presentes e investigar desde nuestra posición, subjetiva y crítica, para poder debatir y ampliar los horizontes de conocimiento. Frente a la "curriculits" y el superar pruebas rígidas para certificar un curso, a menudo en "competición" con las y los iguales, se plantean formas de aprender sumando, dialogando y planteando diferentes puntos de vista. Una podía estar personalmente en desacuerdo, o incluso muy en desacuerdo, con algunas de las opiniones expuestas en esta experiencia, pero debatirlas y haber invertido horas en leer y cuestionar los materiales didácticos parece bastante más pedagógico para construir esos fundamentos de igualdad que confiar en una falsa toma de conciencia de la mano de un examen hecho con Ctrl+F o un CV.
5º Lección: la igualdad no se aprende sola(s). No podemos dejar la formación en igualdad de género arrinconada en cursillos que consisten en repetir lo que la legislación expone. Tampoco, como ocurre en muchas empresas públicas, poniéndola en manos de consultorías todoterreno que no conocen la realidad de la organización ni cuentan con expertas en la materia. Es tramposo convertirla asimismo en un medio para un fin profesional distinto al de aplicarla, si no ponemos los medios para impartirla pero exigimos los resultados. Y sobre todo, tiene que interpelar a quien se dirige y no tiene porqué no ser atractiva en su planteamiento. De hecho, la "seriedad" mal entendida nos aleja de muchos recursos educativos muy interesantes. Nosotras apostamos por la transversalidad como ejercicio clave para entender que la igualdad nos apela a todas y a todos, e introdujimos asimismo la interseccionalidad y el estudio de las masculinidades para comprender que toda desigualdad pasa también por cuestionarse privilegios. Nos hemos topado con muchas mujeres que denunciaban realidades de desigualdad en primera persona y con muchos hombres que detectaban y actuaban también contra las de su entorno cercano. Por supuesto, también nos hemos encontrado con opiniones preocupantemente alejadas de los fundamentos mínimos de igualdad que están negro sobre blanco en la legislación. Y es que si la igualdad no se enseña, se "desaprende", como ocurre con cualquier derecho cuando no se ejercita.
Supongo que estas lecciones no son nada nuevo y lo que plantean lleva tiempo siendo reivindicado por muchas voces expertas. No tienen una respuesta sencilla ni única y plantean más preguntas de las que responden, pero son importantes para seguir haciendo camino y aprender de los aciertos y de los errores también, -porque equivocándose una aprende muchísimo-. De hecho, en las políticas de igualdad casi todo está por hacer, y el "learning by doing" para quienes trabajamos en ellas es inevitable a veces si la planificación flaquea y se necesita pasar de la formalidad a los resultados.
En cuanto a las certezas, me quedo con las buenas, por supuesto, que son esas pequeñas historias más allá de los resultados. Me quedo con ese maestro que va a hacer un proyecto herstórico en su centro, con la profesora que va a crear una unidad de igualdad en su instituto o la funcionaria que propondrá unas jornadas de transversalidad en su departamento. Me quedo con quienes han construido excelentes propuestas de transversalidad casi desde cero y desde mundos tan dispares y a veces poco visibilizados como la educación vial, la oceanografía o la administración tributaria. Me quedo con ese funcionario de prisiones que me ha enseñado la realidad de su institución, con ese bloguero que ha compartido en redes su conocimiento literario y cinéfilo con generosidad, o esas compañeras y compañeros que ha usado el tiempo del curso para crear preciosos trabajos de creatividad con sus familias. Me quedo con las agentes y técnicas de igualdad que siguen formándose y compartiendo su experiencia de años de desempeño. Con todas esas personas a las que les costó tiempo y esfuerzo adaptarse a un blog y un Classroom que no habían usado antes, pero lo lograron. Y claro, me quedo con las personas que han trabajado tanto y con tantísimo entusiasmo y calidad para construir nuestro pequeño equipo, hombres igualitarios y mujeres que han apostado por este formato y este contenido y han sostenido el camino, incluso cuando se me puso personalmente un poco difícil.
Todavía me quedan muchas horas del verano que tenemos por delante leyendo esos blogs, diarios de aprendizaje que son una radiografía excelente de nuestras administraciones y las personas que las hacen funcionar, como recoge este estupendo post de fin de curso que elaboró mi compañero Fran. Espero seguir encontrándome con tan buenas compañías a lo largo del camino y también en sus veredas.
Esto es lo que yo he aprendido. A toda es comunidad #AprendeIgualdad, ¡Gracias por enseñármelo!.
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